La Dependencia en Canarias
La Dependencia en Las Palmas de Gran Canaria: Un Sistema en Crisis
La situación de la dependencia en Canarias, y en particular
en Las Palmas de Gran Canaria, refleja una problemática estructural que afecta
a miles de personas vulnerables. Según los últimos datos del Imserso, 13.922
personas tienen reconocido su derecho a prestaciones pero continúan en espera,
de las cuales 13.033 llevan más de seis meses sin recibir atención. Este
"limbo de la dependencia" ha crecido exponencialmente desde 2023,
evidenciando la incapacidad del sistema para garantizar una respuesta ágil y efectiva.
Canarias es la segunda comunidad autónoma con mayor tiempo
de espera (540 días), solo superada por Andalucía (579 días) y Murcia (555).
Aunque la consejera de Bienestar Social, Candelaria Delgado, insiste en que se
han logrado avances, la realidad dista mucho de comunidades como Castilla y
León, donde el plazo medio es de 113 días. La ley establece un máximo de seis
meses para resolver las solicitudes, un plazo que Canarias incumple
sistemáticamente. Si quiere encontrar
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Salud le asesoramos durante todo el proceso para que pueda conseguir su plaza.
El sistema registra 76.588 solicitudes, de las cuales 68.265
han sido resueltas y 60.672 reconocidas como válidas. Sin embargo, solo 46.750
cuentan con un Programa de Atención Individualizada (PIA), dejando a casi
14.000 personas sin cobertura. Esta demora no solo vulnera derechos
fundamentales, sino que agrava la situación de quienes necesitan apoyo
inmediato.
Ante esta crisis, el Gobierno canario ha anunciado medidas
polémicas, como un nuevo decreto que modifica el modelo de evaluación. Sin
embargo, expertos y trabajadores sociales advierten que la propuesta podría
empeorar la burocracia y reducir la calidad de la atención, generando más
obstáculos para los dependientes.
El Colapso del Sistema y las Cifras Controvertidas
Las estadísticas oficiales reflejan un caos administrativo
en la gestión de la dependencia. Aunque en diciembre de 2023 se reportaron
62.165 prestaciones, la cifra se corrigió meses después a 53.929, dejando un
inexplicable descenso de 8.236 ayudas. Esta inconsistencia ha generado
desconfianza y críticas, llevando a la oposición y a los sindicatos a exigir
responsabilidades políticas.
La mayoría de los dependientes reconocidos en Canarias
tienen grado tres (19.259), el nivel de mayor necesidad, seguido por el grado
dos (19.139) y el uno (15.531). Las prestaciones más comunes son las destinadas
al cuidado en el entorno familiar (21.703), seguidas por servicios vinculados a
centros de día (5.416) y residencias (4.706). No obstante, la cobertura real
apenas alcanza al 17% de la población potencialmente dependiente (262.023
personas).
Las mujeres son las más afectadas por las demoras,
representando el 58% de los beneficiarios (27.291 frente a 19.459 hombres).
Esta disparidad refleja una brecha de género en la atención, donde las
cuidadoras informales (en su mayoría mujeres) soportan una carga adicional
debido a las deficiencias del sistema.
La falta de transparencia en los datos y los constantes
cambios en las cifras oficiales han minado la credibilidad de las
instituciones. Mientras el Gobierno regional intenta justificar estos errores,
las familias afectadas siguen esperando soluciones concretas que alivien su
situación.
Polémica por el Nuevo Decreto y la Exclusión del Informe Social
Para reducir la lista de espera, la Consejería de Bienestar
Social propone un nuevo decreto que elimina el modelo bifásico de evaluación,
sustituyéndolo por uno monofásico. Sin embargo, esta medida ha sido rechazada
por colegios profesionales y trabajadores sociales, quienes denuncian que
perjudicará a los usuarios más vulnerables.
Los Colegios de Trabajo Social de Canarias alertan que el
decreto traslada la carga burocrática a los ciudadanos, saturando los servicios
sociales municipales. Además, critican la eliminación del informe social, un
documento clave para evaluar las necesidades reales de los dependientes. En su
lugar, se introduce un "Informe del Entorno", una figura no
reconocida legalmente y carente de rigor técnico.
El personal de la Consejería también ha manifestado su
preocupación, señalando que la nueva normativa vulnera derechos fundamentales y
reduce la calidad de la atención. "Lejos de simplificar trámites, generará
más obstáculos", advierten. Esta reforma, en lugar de agilizar el proceso,
podría profundizar la crisis del sistema.
Las críticas al decreto reflejan un descontento generalizado
entre profesionales y usuarios, quienes exigen una solución real y no cambios
cosméticos que agraven el problema. La falta de diálogo con los actores
implicados ha aumentado la desconfianza en la gestión pública.
Inversiones en La Palma: ¿Solución o Parche?
En un intento por mejorar la atención, el Gobierno canario
ha destinado 925.000 euros a proyectos en La Palma, incluyendo la construcción
de una residencia
de mayores en Los Llanos de Aridane (120 plazas) y la reforma del Hospital
de los Dolores (53 nuevas plazas sociosanitarias). Sin embargo, estas
iniciativas, aunque necesarias, no resuelven el problema estructural.
Las inversiones anunciadas son insuficientes para cubrir la
demanda creciente, especialmente en una isla con alta tasa de envejecimiento.
Además, no abordan el principal problema: la lentitud administrativa y la falta
de personal cualificado. Sin una reforma integral, estos recursos solo actuarán
como parches temporales.
Mientras tanto, miles de personas siguen esperando una
respuesta, atrapadas en un sistema colapsado. Urgen medidas eficaces que
prioricen la dignidad y los derechos de los dependientes, garantizando una
atención oportuna y de calidad. Canarias no puede permitirse seguir relegando a
sus ciudadanos más vulnerables al olvido.
Conclusión
La crisis de la dependencia en Las Palmas de Gran Canaria es
un reflejo de un problema sistémico que requiere soluciones urgentes. Las
demoras, la opacidad en las cifras y las reformas polémicas evidencian una
gestión deficiente. Es imperativo un pacto social y político que garantice
derechos básicos, agilice trámites y aumente la inversión real en servicios
sociales. Solo así se podrá romper el "limbo de la dependencia" que
sufren miles de canarios.
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